El vendedor de plantas

Por: Cesar Alexander Ruiz Torres

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Sus canas delataban sabiduría, su vestimenta humildad, sus zapatos desgastados experiencia. Siempre pasaba por el frente de mi casa vendiendo materas, con la particularidad de que cada día ofrecía una diferente. Era el único degradé verde que podía observar entre tanto tono opaco de ladrillo, caucho, metal y asfalto. Primero me ofreció una planta llamada "lágrimas de bebé". Yo le dije: -¿Para qué quiero lágrimas de bebé? Él respondió:- Porque los hombres ya no lloran, en esta planta están condensadas las únicas lágrimas que pueden volver a hacer sentir tristeza de verdad. Yo incrédulo le reproché, - Y yo... ¿para que quiero tristeza? Respondió: sin tristeza no hay alegría, sin dolor no hay felicidad.
Otro día tenía en sus manos unas bellas flores de cartucho. Yo, negando con mi cabeza expresé: - No quiero cartuchos en mí casa, lo que quiero es bala para tanto ladrón que merodea mi negocio.
Contestó: - Estos cartuchos te protegerán, pero no con la violencia, su color blanco ahuyentará tu paranoia y brindará la verdadera paz, te sentirás seguro de ti mismo al percibir su aroma. El fin de semana llegó con una planta de "centavitos". Le dije en tono de burla:- Para qué quiero una planta que se llame centavitos, lo que necesito es un árbol lleno de cajeros automáticos. – Él, paciente contestó: -Estos centavitos no te darán esa riqueza que aspiras, estos centavitos ahorrarán tus fuerzas y su incalculable valor está en su olor, el olor de la tranquilidad. El lunes llegó con una planta de flor amarilla con centro oscuro llamada "Ojo de Venus". - ¡Esa si que está buena!- Exclamé riendo. -No la necesito porque mis ojos ya ven lo que quiero ver-. Él meditando mi respuesta contestó: - Tus ojos ven lo que quieres ver, no lo que necesitas, esta flor te hará observar dentro de ti.

Ayer tenía en sus manos una planta de diente de león a lo que yo, al verlo pasar comenté:- No me vas ahora a decir que vendes eso, esa mata la consigo en cualquier potrero. Simplemente dijo:- La has visto en todos los potreros pero no te tomas un tiempo para contemplar su belleza y significado. Este diente de león es la valentía que ha perdido la humanidad al temerle a sus propios deseos y con su florescencia volátil intenta recordar que todavía existe. Hoy pasó con una carreta que reunía todas las anteriores pero me mostró una poco llamativa "lengua de vaca" - Manifesté: esa planta es horrible, ni para maleza sirve.
-El vendedor sólo atinó a decir: - Esta lengua no es atractiva, no encanta, no embruja, no miente, si la adquieres obtendrás la prudencia, el silencio y la sinceridad que tus palabras no tienen.
Me quedé un rato callado. Luego pregunté:- ¿y para qué pasas todos los días vendiéndome una cantidad de plantas si sabes que nunca te voy a comprar y diciéndome unos significados que no escucharé? - Dijo:-Yo sé que si quieres tenerlas todas, yo sé que quieres mirarlas, olerlas, sentirlas; pero tus prejuicios y temores son más fuertes que tus deseos. No te las voy a vender, te las regalo, ahí quedarán, haz con ellas lo que quieras, sé que a pesar de todo harás lo correcto.- Al decir eso, me dejó la carretilla al frente y se marchó. Yo, sintiéndome miserable, me eché a llorar. Las plantas comenzaron a surtir efecto.

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Actualizado: 03/03/2017

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