Jorge Luis Facuseh David (1958 – 2013) amante del arte y la literatura, nació en Cartagena, ha donado a la Biblioteca de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, una serie de 2.932 libros, algunos de los cuales presentan más de un volumen.
Gracias a sus hermanos, podemos conocer de Jorge Luis, que desde muy temprana edad viajó el mundo a través de los libros, creía que el colegio era una pérdida de tiempo, y en cambio los viajes, eran la verdadera instrucción del hombre, y el conocimiento de culturas, idiomas y nuevos horizontes.
Al finalizar el bachillerato, Jorge viajó a Bogotá e ingresó a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes, donde al cabo de un tiempo comprendió que no era su pasión, y pidió a sus padres que lo enviaran a Inglaterra a estudiar inglés. Ese fue el comienzo de un peregrinaje de 30 años, durante los cuales vivió en países como: Inglaterra, Alemania, Egipto, Francia e Italia, siendo este último el país donde residiría la mayor parte de su vida. Radicado en Italia continuaría su otra pasión, las antigüedades, las cuales atesoró y coleccionó por el resto de su vida.
Sus hermanos manifiestan que Jorge Luis siempre quiso hacer grandes obras por su país a pesar de que vivió por más de 30 años en Europa donde estudió y se graduó de la carrera de anticuariado en la ciudad de Florencia, trabajando en compra y venta en casa de subastas y privadamente aportando su gran conocimiento de los diferentes periodos de las obras de arte como también comenzando su propia colección privada.
Otro de sus afectos se desarrolló cuando varios huaqueros llegaban a su casa de Santa Marta a vender piezas precolombinas de la cultura Tairona en cerámica y oro que excavaban en los valles de la región del Magdalena y así comenzó lo que sería la colección privada Tairona más grande de Colombia y a la que un grupo de alemanes filmaron para mostrarla a las universidades de ese país. Colección que más adelante donó al Banco de la República que a su vez pasó al Museo del Oro para exhibición.
En una de las cartas que escribió desde Italia a su señora madre, le manifestó su interés por la creación de un centro cultural en su ciudad natal, Cartagena, sueño que no alcanzó a realizar, pero que, según sus hermanos, se subsana en parte con la acogida que le ha dado la Tadeo a sus libros, su legado más excelso.
Parafraseando a Jorge con un aparte de su libro inédito de poesías, este colombiano de ascendencia palestina expresó: «Nosotros pasamos como las hojas que el otoño arranca despiadado y que el viento esparce al infinito. Sólo nuestras obras para el bien general, para la cultura, es decir, para la filantropía perdurarán incólumes y lozanas en la gratitud y admiración de los demás».
Decide donar sus libros a la Universidad Jorge Tadeo Lozano pues Jorge Luis quien fue un diseñador innato y a pesar de que nunca estudió en la Tadeo, siempre tuvo la inquietud de que los estudiantes tuvieran el acceso de sus libros en esta biblioteca. La Universidad Jorge Tadeo Lozano constituía para Jorge la mejor universidad de Arquitectura, Diseño y Artes de Colombia y uno de sus grandes deseos era compartirlo con los estudiantes de este departamento por lo que esta donación es para la instrucción y el deleite de todos aquellos que aprecian el arte en todas sus formas y las diferentes culturas del mundo. Un viaje en la imaginación, una instrucción a través de cada página que los transportará con deleite desde una biblioteca al mundo como Jorge tanto se ilustró.
Sus hermanas Diana Patricia, Angelique y Monique, compartieron también con la Tadeo, algunas palabras muy sentidas recordándo a Jorge Luis, así como su amiga, la artista italiana, Carla Sigismund.
Monique Facuseh:
“Jorge Luis fue un ser sensible, de inteligencia y espíritu elevados, y de convicciones profundas como sus raíces, lo que a menudo dejaba entrever contando una antigua anécdota que se remonta a los albores del siglo VII, cuando la Palestina bizantina fue conquistada por los persas, y en el intento de quema de la Basílica de la Natividad, cinco jóvenes betlemitas salieron a defenderla. Uno de ellos era de apellido Facuseh. El Patriarcado Latino exaltó, en aquel entonces, la valentía de aquellos muchachos distinguiéndolos como patricios de Belén. Quizá, por eso, Jorge siempre llevaba en su mano derecha un anillo con la cruz potenzada, del Santo Sepulcro”.
Diana Facuseh:
“Jorge Luis, ese hombre altruista de alma noble y sencilla como también de ambiciones grandes y gustos exquisitos. Su aprecio por la lectura se refleja a temprana edad con libros de base como los del gran escritor Julio Verne, las obras del gran Dickens, Charles Perrault, Hans Christian Andersen, los dramaturgos españoles y poetas como Federico García Lorca, y su favorito, Miguel de Cervantes Saavedra con la obra que más apreció, por encima de todas, Don Quijote de la Mancha. A sus lecturas se incluyen también, toda la mitología griega como también biografías de los grandes de la filosofía.
Admiraba la filantropía y su sueño más grande era completar sus colecciones para compartirlas con la gente de su país, que tanto amó, en donación.
Lo primero que podíamos apreciar en Jorge, era su vasto vocabulario, la construcción de sus frases y el tono poético detrás de ellas. Jorge Luis escribió un libro completo de poesías sin publicar y que hoy sus hermanos al leerlo podemos descubrir más virtudes de su personalidad como también la sensibilidad y sencillez de su alma que a pesar de toda su instrucción nunca busco fama y publicidad.
Una inquietud muy particular de Jorge fue desear siempre regresar a Colombia y hacer filantropía en su país, una forma de agradecimiento al suelo que lo vio nacer y en el que el tanto Amor recibió”.
Carla Sigismund artista italiana amiga de Jorge Luis:
“Habría mucho que contar sobre la vida y personalidad de Jorge Luis Facuseh. Incansable en su búsqueda sobre maravillosas obras de arte, asiduo lector de literatura europea y latinoamericana, nunca lo vi pigro o con ganas de descansar. Menos en su larga estadía en Europa, entre Inglaterra, Alemania, Francia, Egipto y su larga estadía, de casi 20 años, en Italia. Particularmente en la ciudad de Roma que conocía a la perfección, mejor que cualquier italiano como yo.
Sus planes eran siempre precisos: conocer profundamente las ciudades que visitaba o vivía, ir a sus museos, exposiciones, Basílicas e Iglesias. Era un verdadero experto en la época barroca y no dejaba de ver un solo rincón que tuviera alguna fuente, mural, pintura, columna o ruina perteneciente a esa época.
Ojalá pudiera volver a encontrar alguien tan culto como él. Además que dejó, sin ninguna pretensión económica, sabiduría a los seres humanos que se le acercaron en la vida. En fin, todos lo extrañamos muchísimo”.
Fuente: Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano