«Se está vendiendo porque no se puede abrir», dijo Borrero, quien explicó el particular nombre que le tenían a este recinto que es símbolo del teatro y la cultura no solo capitalina, sino nacional. «Le decían la casa del millón, porque eso valía cuando la hicieron en 1958. La casa es una obra de arte que no tiene comparación. Es un patrimonio de todos. No podemos más, no se acaba Casa E, estamos vendiendo la casa».
Borrero explicó que desde que se instaló el letrero, el teléfono no ha parado de sonar, como tampoco ha dejado de recibir mensajes de apoyo y solidaridad a través de diferentes medios. «No sabía que la gente le tenía tanto cariño. Muchos me han ofrecido su apoyo y estoy abierta a las posibilidades para ver qué podemos hacer, pero yo, en este momento, no puedo más. Estoy abierta a que pensemos cómo podemos mantener abierta Casa E».
Dijo también estar agradecida por la «solidaridad y el amor» que ha recibido de colegas, amigos y seguidores. Explicó que la ministra de Cultura, Carmen Inés Vásquez Camacho, se comunicó con ella para ver las posibilidades que habría para que la venta de la casa no se lleve a cabo.
«No tenemos cómo trabajar, los teatros no pueden abrir. Y como dicen muchos, si se acaba Casa Ensamble, ¿qué puede pasar? Por ahora todo es virtual y esperamos que a diciembre se reabran los teatros», explicó la también actriz, Alejandra Borrero.
La casa ubicada en el barrio Teusaquillo está avaluada en más de $5.000 millones y ya tienen propuestas sobre la mesa. «Parece que hay gente que está interesada, vamos a ver», dijo.
«He estado tocando puertas durante todos estos meses y aún lo hago. Estaba buscando socios y ahora estamos hablando a ver qué se puede hacer. Tenía guardado ese letrero hace muchos días y no había sido capaz de ponerlo. Si así lo siente la gente, imagínese cómo me siento yo», señaló Borrero.
Frente a los empleos que generaba Casa E antes de la pandemia, explicó que «los mantuvimos durante dos meses, esperando que esto no fuera tan complejo. Cada 15 días extendían la cuarentena y esto se convirtió en un imposible. No hay manera de mantener un estatus en este momento. Todos están manicruzados», haciendo referencia a los equipos de logística, mantenimiento, servicios generales, entre otros.
«Claudia López (alcaldesa de Bogotá) me llamó esta mañana y la ministra de Cultura hacia el mediodía. Ojalá podamos tener una reunión porque Casa E es un patrimonio de la ciudad. Nunca imaginé que esto iba a suceder. Toda la gente me dice «tengo el corazón roto» y a mí se me parte aún más. Necesitamos prontitud, no hay cómo aguantar», aseguró Borrero.
Frente a cómo tomó la pandemia, esto fue lo que dijo: «Primero, ver el pánico de mis papás, saber que están encerrados hace más de seis meses ha sido algo muy difícil. Me tocó empezar a cambiar la mentalidad, entender que el mundo cambió. Ahora ya no quiero salir de aquí, me he adaptado a las reuniones por Zoom, a este aparato».