Conversaciones con Angélica Pinzón: “La vida es un tema inagotable”

Todo inicia a los ocho años, con un libro llamado El vuelo del colibrí de Omar Hejeile, su enseñanza general es no poseo nada para no ser poseído por nada ¿y acaso no es ese el sentido de la poesía? Descargar lo que nos hace pesados, dejar fluir lo que nos amarra, traducir lo intraducible para avanzar.

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Lapislázuli Periódico. Para quienes no te conocen, en una frase, ¿Quién es Angelik Dimanche?,¿cómo te describirían?

Angélica. Es curioso que las preguntas nunca nos lleven a las respuestas que esperamos, creo que, quién soy según mi perspectiva y la de otros será siempre distinta. No termino de conocerme, soy esta persona que escribe porque no puede evitarlo, pero, ahora también escucha a otros que escriben porque, de alguna manera, les inspira confianza y una sensación de seguridad. He pensado mucho en el poder de la entrevista, su carácter terapéutico, casi meditativo y de introspección.

Me gusta pensarme como alguien que busca la poesía en todos los espacios, a partir de ello genera un valor estético en todo lo que hace, ya sea algo escrito, melódico, dancístico o el arte de la entrevista.

 

 

 

Lapislázuli Periódico. ¿Quién no es Angélica Pinzón?

Angélica. Angélica Pinzón no es un objeto mercantil, una marca o una propaganda. Una de las líneas que más me ha costado definir en medio de las redes es cuánto debe ofrecerse de uno para ser leído. Este mundo donde el escritor es su propio agente publicitario, donde su nombre debe crear un mito y seudónimo para encontrar lectores, me ha sido una lucha constante. No me considero una persona social; voy más hacia una personalidad introvertida, me es extraño tener una sonrisa en cada entrevista cuando por fuera en lo cotidiano suelo ser alguien un tanto melancólico, algo andrógeno, porque melancólica suena más pesado que como lo siento. No podría afirmar tampoco que no soy una persona feliz, cualquier negación incluye lo contrario, me alegra rodearme de otros escritores y sentir que los miedos y anécdotas nos hacen uno. Tal vez en el fondo soy esa hija única que anda en búsqueda de hermanos de tinta.

Lapislázuli Periódico. Angélica, ¿Podríamos decir que tu pasión está dividida entre la gestión cultural y tu labor como poeta?

Angélica. Quizás mi pasión está en el vértigo y cómo se manifiesta en toda experiencia nueva: saltar del anonimato, conversar con escritores, crear un poema o personaje que me sorprenda. Hay cierta despersonificación en cada uno de esos actos, desde la presentación de “Una Cita con el Autor” hasta la lectura de un poema inédito. Los escritores pueden reinventarse en cada libro que publican, sin embargo, siento que mi caso es mucho más drástico, mi pasión es ese constante movimiento entre la poeta y la difusora cultural, el Yo que cambia a cada instante.

Lapislázuli Periódico: ¿Por qué consideras que es importante el arte para la sociedad o para los individuos?

Angélica. Creo que nos salva de lo automático, de este vivir dormidos a la vida. El arte resalta lo que nadie ve, lo enmarca. Alguna vez leí que alguien dejó un lápiz en un museo de arte contemporáneo, la gente lo creyó arte y le tomó fotos, todos rieron y criticaron. Aun así, creo que eso hace el artista siempre, transformar algo ordinario con una mirada extraordinaria. Puedo quedarme horas mirando una telaraña que alguien más solo barrería; puedo buscar la luz en una miga de borrador, ser ella, y saber que las dos somos obsoletas y simples, pero si alguien nos ve de verdad, con el encuadre correcto, somos todo un universo.

Lapislázuli Periódico. En particular para ti, ¿qué significado tiene la acción de escribir?

Angélica. Es la conversación sin punto final, en este humilde arte, limitado y explorado durante siglos tenemos justo lo que dejamos: el peso de palabras, sonidos y significados. Mi inconformidad la resuelvo escribiendo; mi capacidad crítica, corrigiendo las emociones. Es extraño, pero solo en un texto tenemos tanto poder, tanta autogestión, se hace posible corregir algo, cuando en el mundo real todo es como es, y poco puedes hacer al respecto. En la escritura creamos una verosimilitud propia, reglas en este mundo autoritario, economía en época de derroche.

Lapislázuli Periódico. ¿Dónde nace el gusto por expresarte con las palabras?

Angélica. Todo inicia a los ocho años, con un libro llamado El vuelo del colibrí de Omar Hejeile, su enseñanza general es no poseo nada para no ser poseído por nada ¿y acaso no es ese el sentido de la poesía? Descargar lo que nos hace pesados, dejar fluir lo que nos amarra, traducir lo intraducible para avanzar. En definitiva, fue un libro que marcó un camino y una visión, hasta quizás del valor de la poesía. Durante mi infancia no tuve otro amigo que los libros; para entender y conversar usaba una libreta y un lápiz. Ya no pude detenerme, se volvió un hábito, incluso siendo la misma autora tenía discrepancias con lo escrito en días anteriores, esa transformación sutil de lo que somos se sentía en la escritura. Quizás siempre conversé conmigo y por eso “Una Cita con el Autor” se siente como algo natural, algo familiar y cálido.

Lapislázuli Periódico. Durante esta pandemia los hábitos de escritura de muchos escritores se han transformado. ¿Cómo ha sido tu experiencia y cómo han sido tus hábitos de escritura en estos dos años?

Angélica. Siempre he escrito. En mi maleta por Bogotá llevaba un libro, un cuaderno y un esfero; nunca celular, a veces ni llaves. Mi mayor cambio en la pandemia debió ser escribir siempre desde la ventana de mi casa, en lugar de las paradas de Transmilenio, restaurantes, cafeterías o al lado de los casilleros del trabajo. A nivel de contenido, tal vez aprendí a limpiar los textos con mayor ahínco, una urgencia que no tenía; el tiempo se vio limitado por esta mortalidad que no parecía tan obvia antes. También noté que a nivel visual y plástico se despertó algo en mí: un profundo interés por la ilustración, el piano… cosas que tal vez estaban opacadas por los desplazamientos. Ese espacio adicional se llenó de otras habilidades que conversan con mi creación literaria.

Lapislázuli Periódico. Antes de la cuarentena compartimos encuentros de poesía, recitales y tertulias. ¿Cómo ves el escenario actual de la literatura y la poesía en Colombia?

Angélica. Hay muchos colectivos, muchas micro comunidades formándose. Los talleres ya no tienen ese espacio posterior de tomar un café y hablar del taller, ya no existe esa diferencia; la gente se cansa de la pantalla y se va a sus ocupaciones. He tenido más recitales internacionales que locales, aunque vamos poco a poco a la presencialidad creo que la literatura a veces convive mejor en la pantalla, en lo íntimo de escuchar tu voz, poder apagar tu micrófono o cámara, ¿cuándo es eso posible en un recital presencial? Las preguntas también son más fluidas en la virtualidad, la timidez está menos presente desde la recámara, tal vez los medios escritos han tomado mayor relevancia que los festivales al aire libre.

Lapislázuli Periódico: ¿Qué estás escribiendo ahora?,¿qué aventura literaria tienes en el horno?

Angélica: Hay dos libros en camino (no sé qué tan largo es el camino aún), los pienso de distribución gratuita y libre, los pienso para la gente porque tal vez así tengan un valor. El año pasado escribí bastante, lo que puedo rescatar ocupa dos o tres libros. No sé si ser escritor es publicar cada año, o como los escritores que admiro, tipo Olga Orozco, es limpiar por años mientras madura nuestra voz y mirada. Estoy corrigiendo un poemario que habla de amores distantes, de fronteras; su cualidad es que toma prestado un dios mexica, juega con gentilicios y emociones.

Del lado de la difusión, tengo un proyecto de la mano del Instituto Caro y Cuervo; ellos van a retransmitir por su emisora algunos episodios de “Una cita con el autor”, ¡es muy emocionante!

Lapislázuli Periódico: ¿Cuáles son esos autores que para ti como autora son indispensables y deberían ser lecturas obligadas?

Angélica: Nada debería ser obligado, ni la vida misma. Creo que algunos autores que recomiendo podrían ser Luís Vidales, Emilia Ayarza, Fredy Yezzed, Olga Orozco, Hugo Mujica, Ana María Shua, Poe, Cortázar, Fabio Morábito. Invito también a conocer ilustradores, por ejemplo, Jimmy Liao, quien también es escritor, Benjamin Lacombe, Israel Barrón, Ana Juan; son lenguajes desde la imagen, tienen su propio código y dan otro tipo de lecturas.

Lapislázuli Periódico ¿En qué temas encuentras más inspiración?

Angélica: La vida es un tema inagotable, esto que nos fue dado como un presente, como algo que no puedes rechazar por más que quieras. Un tanto de amor en cada poema se nota, incluso al hablar de temas bancarios, ciencia o el arte de la entrevista. Hay mucho amor detrás de la tristeza y eso invade mi poesía, como le ocurre a Jimmy Liao, durante un tiempo sin importar el tema de la ilustración adquiría cierta melancolía. Algo semejante me pasa, supongo que escribir del pasado siempre dará ese tono.

Lapislázuli Periódico ¿Por qué crees que vale la pena dedicarse a la poesía?

Angélica: Vale la pena, curiosa construcción, tan curiosa como el tiempo es oro; vemos un carácter de inversión en mucho de lo que hacemos o el cómo destinamos nuestra vida. La poesía existe por ella misma, porque se justifica en el propio quehacer. La grafomanía es una de esas enfermedades que satisface, un exceso que reduce otros excesos; la poesía es una mirada y creo que vale la pena ver de cerca, con detenimiento al mundo, esos momentos que se escapan.

Lapislázuli Periódico: ¿Quieres enviarle un mensaje a colaboradores y lectores de Lapislázuli Periódico?

Angélica: Agradezco a todos por su tiempo leyendo, creando, resignificando la lectura y reconstruyendo las respuestas. Tal vez alguien más les encuentre sentido y como psicología a la inversa siga escribiendo donde yo dejo silencio.

 

 

A Tláloc

 

Voy a cultivar sal en mis pestañas

y con ella

haré una catedral

para rezar por ti.

La regaré de adentro hacia afuera

como crece una mandarina,

o la plegaria

de una flor.

 

Los días ya no tendrán peso

colgaré nubes de su cristalino

no necesita imágenes

el recuerdo basta para hacerla llover

tibia

como la pasión

de una despedida.

Diré:

Señor, protégelo de sí mismo

llévame en sus oraciones

su amén

sin acento;

la vida

de su verbo

final.

 

Reposo

 

Newton lo dijo

pero no le hicimos caso, queremos permanecer

En esta velocidad constante

Ya sea cero o infinito

Queremos estar estáticos como la tierra que se mueve bajo los pies

No más

miremos al corazón, pequeño planeta

Su sístole y diástole respetando las leyes de la física

El parpadeo en los ojos, tan igual que no lo notamos

Un promedio de 15 veces por minuto

pero

¿quién siente que se ha perdido de 15 imágenes de la vida?

No, lo que ocurre con la misma fuerza no parece que pasa realmente

Es un acto fantasma como el mar

Hasta que un día la fuerza neta se imprese en él

Una fuerza que parece distante, a 3600 km

Llega a sacudir al tranquilo planeta, a ser la colisión que arma fuego en su nube

Arritmias en su cauce

Guiños

en su círculo polar.

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