La segunda edición del premio Anagrama de Crónica Sergio González Rodríguez ha sido declarada desierta, en un acto virtual en el marco de la FIL de Guadalajara, que se celebra hasta el 6 de diciembre con más de 300 actos. El galardón, instaurado para estimular el ‘periodismo narrativo’ en el ámbito de la lengua española, lo ganó en la primera edición Emilio Sánchez Mediavilla con ‘Una dacha en el Golfo’.
El jurado –Leila Guerriero, Juan Villoro, Martín Caparrós, Felipe Restrepo Pombo, José Garza y Silvia Sesé– atribuyó a la pandemia los escasos originales recibidos, un total de cincuenta. Felipe Restrepo Pombo dijo que “entendemos que las condiciones impidieron terminar trabajos que estaban en proceso de construcción”. Y, sobre el futuro del género, opinó que “no creo que se haya acabado la crónica, yo creo que existe el periodismo narrativo, simplemente han cambiado los contextos y las formas”. El fallo del jurado obedece, según el acta, “a la toma de conciencia de la complicada situación actual y las extraordinarias circunstancias en las que esta presente convocatoria ha tenido que llevarse a cabo”.
Celso José Garza, de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), cuya Cátedra Anagrama convoca el premio, dotado con 10.000 euros, afirmó que “la crónica en América Latina goza de una salud vigorosa. En marzo del 2021, en la feria del libro UANL Leer se lanzará la próxima convocatoria, con revisión de bases y fortalecimiento de la difusión, y arrancaremos un Foro de crónica para dialogar y debatir sobre el género”.
Jorge Carrión, que editó y prologó para Anagrama la antología ‘Mejor que ficción. Crónicas ejemplares’ opina, consultado por este diario, que “en estos momentos hay un gran número de escritores que se dedican en serio al periodismo narrativo. Pero mi impresión es que la gran mayoría lo hacen desde las reglas del propio oficio, es decir, escribiendo las crónicas para medios o con un contrato previo con una editorial, que les dé un adelanto que cubra parte del trabajo de investigación y escritura. Es difícil que un profesional escriba un libro de periodismo narrativo por amor al arte o con la ilusión de ganar un premio. Tal vez una opción más realista sería convocar un premio de no ficción, que incluya ensayo narrativo, memorias, entrevistas, diarios o formas experimentales del documental. Sin duda se presentarían más trabajos y tal vez de mayor calidad”.
Fuente: lavanguardia.com
Xavi Ayén, Barcelona