La bailarina y coreógrafa Martha Hincapié Charry habló con DW acerca de su festival de danza iberoamericana en Berlín y el rol social de la danza comunitaria.
Fuente: dw.com
La bailarina y coreógrafa colombiana Martha Hincapié Charry llegó hace diez años a la ciudad de Berlín, donde dirige desde 2011 su festival de danza iberoamericana Plataforma Berlín.
Luego de haber estudiado danza en Colombia, Argentina y Cuba, llegó a la ciudad alemana de Essen para estudiar en la Folkwang Hochschule con la mítica bailarina Pina Bausch.
En 2008 se unió al coreógrafo británico Royston Maldoom en Berlín para el proyecto de danza comunitaria.
Luego de la última edición del Festival Internacional de Danza Iberoamericana, Plataforma Berlín, Martha Hincapié Charry habló con DW sobre la danza en Colombia, el festival y su experiencia con la danza comunitaria.
¿En que situación está la danza en Colombia?
Está varios pasos por detrás de las demás artes. El problema que enfrenta la danza en Colombia, como institución, es parte de un círculo vicioso del que sólo se podrá salir con la aparición de líderes y la unión de las distintas escuelas.
Hoy tienes a las distintas y variadas escuelas de danza, de todos los estilos, luchando en situaciones a veces precarias, donde los mismos directores deben de hacer las veces de coreógrafos, directores, agentes culturales, promotores y demás.
Esto deja poco tiempo para establecer un diálogo entre los movimientos y escuelas que permita crear un gremio fuerte y recibir apoyos importantes, así como financiación y fomento.
Entonces, a pesar de tener figuras muy importantes en la danza, necesitamos líderes que vengan del gremio para fortalecer a la comunidad como ha sucedido en el cine o con los actores.
¿Encuentras en América Latina un ejemplo a seguir?
Sin lugar a dudas, México, por la estructura y apoyo que tiene. En Marzo hice una residencia de un mes allí y pude ser testigo del nivel que tienen los teatros, las compañías, el nivel de la formación y educación de los bailarines.
Has trabajado en distintos proyectos de danza comunitaria aquí en Europa
Sí, principalmente con Royston Maldoom, quien viene trabajando hace muchos años con proyectos de danza comunitaria en todo el mundo. Aquí en Berlín fue famosa su producción de La Consagración de la Primavera de Igor Stravinski, junto a la Filarmónica de Berlín, con 250 niños marginados de origen turco y árabe.
Estos niños nunca habían tenido acceso a lo que es la danza contemporánea. -Como se puede ver en el documental Rythm is it! (¡Esto es ritmo!)
La estructura de Royston es la de trabajar seis semanas con los niños de manera intensiva. Al final, se presenta una obra profesional de danza contemporánea en un teatro con orquesta en vivo frente a casi tres mil personas.
Royston siempre decía que a través de la danza, puedes cambiar tu vida. La danza y el arte en general, son motores que pueden ayudar a combatir la marginalidad como en el caso de estos niños en Berlín.
Y luego trabajaron en Rumania con jóvenes gitanos
Así es, luego de que le retiraran los fondos a su proyecto en Berlín, que duró diez años, Royston me invitó a Rumania. Allí trabajamos con niños y jóvenes locales que tenían como condición vivir en el albergue durante las seis semanas que durara el proyecto.
De los cien niños que teníamos, ochenta eran gitanos, diez eran sordos y diez que vivían en otra situación social. Por lo que teníamos un grupo mezclado.
La mayoría de estos niños no conocían lo que era la danza contemporánea, por lo que fue todo un proceso de aprendizaje.
Debido a la situación en la que vivían en sus casas o barrios, a algunos les costaba expresarse con el cuerpo. Al venir de realidades a veces violentas, muchos tenían rechazo a que los tocaran.
También nos encontramos con el problema de que al trabajar con niños gitanos, la sociedad rumana se escandalizó por ello. Los periodistas locales nos decían que estábamos perdiendo el tiempo con estos niños. Pero finalmente logramos llevarlo adelante.
El proceso al finalizar las seis semanas fue fantástico y pudimos presentar el Pájaro de Fuego en el Teatro Nacional durante el festival internacional George Enescu, en 2009.
¿Qué te llevó a fundar el festival de danza iberoamericano?
En 2011 comencé a trabajar en el proyecto con algunos colegas debido a la falta de visibilidad que había en Berlín principalmente de coreógrafos iberoamericanos. Y en 2012 lanzamos el festival.
¿Recibe el festival mayoría de público iberoamericano?
Esa es una de las sorpresas que hemos tenido, ya que en los cinco años que lo hacemos, el festival recibe un público variado de Alemania y otros países y no son sólo de la comunidad de danza.
¿Qué análisis haces de esta última edición?
Pues, siempre termino muy cansada. Es mucho el trabajo que hacemos y a veces pienso en tomarme un descanso y hacerlo cada dos años. Pero la respuesta es excelente y luego de terminar nos escriben desde las embajadas y compañías de danza para el año que viene, por lo que tenemos que seguir.