Allí había libros, y varios de poesía, por lo que ahora, muy a destiempo, tengo por él, al menos, un motivo genuino de estima. Aún recuerdo de memoria el poema XXV de “Cien sonetos de amor” de Pablo Neruda. Lo leí en la biblioteca de mi escuela primaria, y es uno de los pocos de Neruda que todavía me agradan.