Thomas Mann sigue despertando veneración o rechazo. Más de medio siglo después de la muerte del Premio Nobel de Literatura, su sitial como máximo narrador alemán del siglo XX está fuera de toda discusión.
Ya antes de convertirse en punto de encuentro para la crema y nata político-económica, Davos había alcanzado fama mundial. La fama de un microcosmos, enclavado en la cima de una montaña que debe su magia a la pluma de Thomas Mann. Lo mismo puede decirse de la ciudad hanseática de Lübeck, escenario de la saga de Los Buddenbrook, que fue su primera publicación y supuso su inmediata consagración literaria.
La polémica de postguerra
Hoy se lo considera el más universal exponente de las letras germanas del siglo XX. Un escritor venerado que, sin embargo, tuvo una relación «difícil» con sus colegas germanos y su país durante largo tiempo. La llegada al poder de los nazis, en 1933, lo sorprendió dando una serie de conferencias en Amsterdam, Bruselas y París. Sus hijos lo convencieron de no regresar a Alemania. Tras pasar un período en Suiza, emigró a Estados Unidos, donde permaneció durante la II Guerra Mundial.
Thomas Mann no se mantuvo al margen de los dramáticos acontecimientos desencadenados por Hitler en Europa. Tomó postura con toda claridad contra el régimen nazi y la barbarie resultante. Al término de la guerra, algunos de sus colegas que habían permanecido en Alemania y se consideraban representantes del «exilio interno», lo instaron a regresar. Pero el autor de La Montaña Mágica rechazó vincularse al ámbito literario alemán de aquellos años, llegando a decir que, para él, los libros publicados en el país durante la época de Hitler tenían un dejo a sangre. La omisión era para él un pecado equivalente a la complicidad. El más famoso de los exiliados alemanes desató así una agria polémica, en la que se volcaron también los resentimientos de aquellos que tuvieron que sufrir la guerra en carne propia y restaban autoridad a quienes se pusieron a salvo.
Mérito indiscutido
La discusión, en todo caso, tuvo un carácter extraliterario. Pero Thomas Mann jamás llegó a reinsertarse en Alemania y vivió sus últimos años en Suiza. En lo tocante a su obra, pocos hay que hubieran osado discutir su calidad y relevancia. De hecho, sus novelas y ensayos son objeto de permanente estudio y debate, al igual que la personalidad del escritor, de la que siguen descubriéndose nuevas facetas.
Pero en literatura lo principal es la obra, extremadamente prolífica en el caso de Thomas Mann, quien durante 60 años de actividad llegó a escribir cerca de 100 000 páginas. La Alemania del siglo XXI.
Fuente
Fecha : 15.01.2019
Autor: Emilia Rojas Sasse