Por: Alejandro Jiménez Schroeder
Director Lapislázuli Periódico.

Tiempo atrás nos encontramos con Diego Sierra en un café y conversamos en torno a su quehacer artístico, y sus formas de ver el mundo. Charlamos desde Lapislázuli para escudriñas en sus sueños, en sus proyectos y conocer un poco más sobre el modo en que a través del lenguaje logra creer y crear mundos. [Para leer entrevista "El arte de creer desde la creación: La pintura y sus mensajes"]

Nos contó en sus palabras quién era, sobre sus primeros pasos en "el mundo del arte" y de los artistas que influenciaban su obra. ¿Cómo cultiva Diego Sierra su alma?  >[Descúbrelo aquí]

En su obra siempre está presente la posibilidad de trascender a través del lenguaje. En su trabajo surge un cuestionamiento al pasado que nos permita volver a pensarnos el presente, y el futuro. Cada intervención, cada obra que elabora, es un señalamiento para que recordemos, y a partir de allí, empezar nuevamente. Pues tal como lo afirma en sus palabras: "El arte tiene como sentido Reflexionar". Parte de la premisa que, quien conoce su historia no la repite. Dado la coyuntura de los últimos tiempos se pensaría que somos un país sin alma, sin cuerpo, sin dolor, sin memoria. ¿O tal vez, si tenemos memoria, pero no conciencia colectiva?

 

 

Luego de reseñar su intervención en la Plaza de Bolívar (2010) sobre el bicentenario; su exposición de Totuma de Chicha en 2014; Plaza Roja ese mismo año, y la serie de trabajos Palo+ (escultura), quisimos saber en qué andaba y gentilmente nos concedió la siguiente entrevista:

Lapislázuli Periódico: Iniciamos esta conversación hablando de tu escultura "El corazón de la paloma" y me comentaste que no te interesa hacer un arte de resistencia, ni politizado; que no buscas hacer rupturas ¿Crees que eso hace que tu obra sea complaciente?

Diego Sierra: Eso depende del punto como se mire; pero Sí y No. El arte debe establecer un diálogo interno para poder ser; es algo de las vísceras, una necesidad, y por eso refleja los estados por los que pasamos. Cuando hice El Corazón de la paloma, mi interés era mostrar que la paz no solo se hace con un tratado, sino lo hacemos nosotros mismos; desde lo micro (la familia, el pueblo, el barrio) hasta llegar a lo macro (la ciudad, la nación). Cuando empecé el proyecto, varios artistas críticos me cuestionaron: "¿Diego haciendo una paloma? ¡No puedo creer que Diego Sierra, un artista crítico haciendo una paloma! ¡Mejor haga un ave de rapiña (o un colibrí)!"  Y yo les dije: "No, yo también necesito sembrar esperanza". Pero cuando realicé la intervención en la Plaza de Bolívar (palo+) se reflexionaba en torno al mismo bicentenario, a la noción de nación, de justicia, riquezas, territorio, sobras y engaños. En "Plaza Roja" la intensión era cuestionarnos, y ver en la plaza solo "sangre"; era reconocer que, en aquel lugar, históricamente se ha construido una nación, y que esta historia está fuertemente cargada por el desangre de los ciudadanos a causa de las decisiones de los representantes del Estado, como representantes del mercado y del mercado internacional.

Lapislázuli Periódico: ¿En qué proyectos estás trabajando actualmente?

Diego Sierra: Estoy trabajando para exponer un proyecto del 2008 que se llama AGRAbado. También ando experimentando con materiales reciclados, en torno a una propuesta de arte rupestre que vengo trabajando hace algún tiempo. Para sacar mi primer grafiti ya me he contactado con unos grafiteros para realizarlo, pero no sé bien cuándo, pues como las dinámicas legales son tan complejas, ellos me dicen que lo mejor es tramitar los permisos para trabajar en la calle; veremos qué pasa... Próximamente, si todo sale bien, sabrás de una intervención en el Museo del Oro, la cual se encuentra lista, hace ya muchos años. Realicé una alianza con un gran amigo que tiene un buen espacio para llevar a cabo la propuesta, pero participativamente....

 

Lapislázuli Periódico: De lo que me has contado, me suena que es una intervención de provocación. ¿Podríamos encasillar esta propuesta dentro de lo que se conoce como Foto/Video-performance?

Diego Sierra: No en realidad; ahora los artistas están trabajando mucho desde la puesta en escena para construir un registro estético de la acción, pero yo planteo invitar a los grafiteros que me quieran apoyar en este proyecto. Para mí todo el proceso es un ritual, y muestra lo consecuente que uno es. Desde el pensarlo hasta hacerlo con las manos, hacen parte del proyecto.

Lapislázuli Periódico: ¿Y qué busca con esa propuesta?

Diego Sierra: La idea la he venido trabajando hace unos años y tiene que ver con la apropiación del espacio público: el contexto histórico de los últimos tiempos sobre la calle 26*, con todo lo que está alrededor de la corrupción (los elefantes blancos, sapos, etc.). También está el tema del "carrusel" y las figuras de esos grandes animales aplastando a los humanos. Por eso considero que, en esta propuesta, además del concepto y una crítica poética, es un registro de los últimos sucesos desde una perspectiva de recursos que permiten enfrentar nuestras realidades.

Lapislázuli Periódico: ¿Cuál crees que debe ser el rol del arte para el postconflicto?

Diego Sierra: Primero hablemos de post Acuerdo. Aprovecho la ocasión para invitarlos a votar por el Sí al plebiscito. Es un momento histórico; tenemos la obligación de pensar en las nuevas generaciones, tanto como en nuestros campesinos que son los más afectados. Me preguntas de la función del arte en un postconflicto: el arte tiene que seguir siendo arte, tiene que seguir haciéndonos preguntas, pero deja de ser tan incisivo y pasar a ser mediador entre las partes, sin dejar de ser crítico (creo que se vuelve cuando uno se corta, lo cosen, pero tienen que estar desinfectando la herida para que sane bien). En un escenario del fin de la guerra creo que la principal función del arte (aunque no la única) es ayudar a sanar heridas, a llegar a socializar, y hacer catarsis (superación) con las personas que se vivieron/viven la guerra. Quizás las heridas no se curen del todo, pero sí vamos a dejar algo diferente para las nuevas generaciones porque, aunque "la botella ya se rompió" y hubo daños de ambas partes, tenemos que empezar armonizar y reconocer que como sociedad estamos fragmentados, y construirnos a partir de nuestras diferencias, y aceptar nuevas problemáticas.

 

 

** Aquí Diego hace mención al escándalo surgido por los casos de corrupción administrativa en la contratación de las obras de la Fase III del servicio público masivo Transmilenio (calle 26) y por la entrega de comisiones a funcionarios públicos y a particulares con la defraudación de los recursos del Distrito Capital de Bogotá.

 

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