Los nuevos retos de los Clanes: 2016 – 2020

Sueños para el próximo cuatrenio

Por: Editor FUNLAZULI

En Bogotá, a diario se transforman vidas de miles de niños y jóvenes que son el presente y el futuro de la ciudad y de Colombia. Durante el pasado reciente gobierno de la Bogotá Humana, las artes, la educación y la cultura ocuparon un lugar fundamental en las políticas públicas, y gracias a ello, niños y jóvenes hallaron un lugar donde expresarse y crecer como Seres Humanos.

A lo largo de las 20 localidades que conforman el Distrito Capital, más de más 82.000 niños y jóvenes acuden a los Clanes para su formación y salir adelante a partir de la oportunidad para su expresión de la sensibilidad, de la creatividad, de la instrucción en el arte. El CLAN es la sigla de Centro Local de Artes para la Niñez y la Juventud. Un programa que asumió la formación artística como un derecho y una apuesta por el mejoramiento integral de la educación pública en la ciudad. Con proyectos como 40 x 40, Súbete a la Escena y Manos a la Obra, se pusieron en la tarea de formar una nueva generación de creadores y de públicos para las artes de Bogotá y del país.

En los Clanes se juega, se aprende de escritura, de poesía, de música, de artes plásticas y escénicas; se  aprenden a grabar y editar videos, etc. En los Clanes hay un espacio para la formación artística. Significa, nada más y nada menos, que darles a los jóvenes la oportunidad de soñar en un futuro diferente, mejor.

Actualmente el programa CLAN cuenta con veintiún espacios adecuados para la formación artística. En algunas historias de jóvenes, dicen, los Clanes les cambiaron la vida: contextos de violencia intrafamiliar, conflictos en los colegios, matoneo, pandillas, y hasta micro tráfico, son problemáticas con las cuales los jóvenes tienen que convivir. Por ello, el arte se convierte en un espacio para recuperar las vidas, en oportunidades para su realización personal.

Estudios recientes del Banco Mundial muestran de forma cruda el impacto por la falta de oportunidades para niños y jóvenes , y sus consecuencias en el incremento de lo que se ha dado por llamar como “ninis” –ni estudian, ni trabajan-; es decir, jóvenes entre los 15 y los 24 años sin oportunidades.

En América Latina y el Caribe se registra la más alta tasa de ninis urbanos del mundo, con más de 20 millones –cifra dramática que representa a uno de cada cinco muchachos y muchachas- donde Brasil, Colombia y México ocupan los primeros lugares del total de ninis de nuestra región; y Honduras y El Salvador se sitúan en proporción al total de jóvenes de sus respectivos países. Nuestros países están signados por la violencia interna consecuencia del narcotráfico, de conflictos internos, de corrupción en todos los niveles del Estado y la sociedad, la discriminación y exclusión, y sobre todo, por la desatención a la construcción de futuro. Es vergonzosa esta situación y el reflejo de lo poco que hacen los gobiernos para ofrecer oportunidades a su niñez y juventud.

Proyecciones y retos con la ciudad.

 

 

 

 

Bogotá, una de las ciudades más importantes de América Latina, avanza en términos de inclusión social, en disminución de la pobreza, y ahora más que nunca, se enorgullece de decir que está 2600 metros más cerca de las estrellas.

 

En Lapislázuli estamos convencidos que la educación integral de niños, niñas y jóvenes, donde en jornadas completas de estudio se incluyen actividades literarias, artísticas y culturales, tienen un mayor impacto en la transformación de la sociedad, por una sociedad mejor, más justa e incluyente, con mayores oportunidades para una niñez y juventud en continuo crecimiento.

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