Editorial
EL DíA DEL IDIOMA ENTRE LA INTERNET, LA GLOBALIZACIóN Y EL “SPANGLISH”
Por: Alejandro Jiménez-Schroeder. Director Lapislázuli Periódico
No llegamos al mundo hablando, pero si empezamos a aprender el lenguaje con las primeras caricias de nuestros padres. A veces actuamos olvidando aquel camino de aprendizaje que recorrimos en nuestra infancia, y que día a día reforzamos en nuestro actuar.
Damos, pedimos, ofrecemos, ordenamos; para todo ello empleamos las palabras como parte del interrelacionamiento social, pero pocas veces, casi nunca, nos detenemos a pensar como aquella palabra llegó a hacer parte de nuestra lengua, desconocemos su origen, su etimología, su razón. No nos cuestionamos por la forma como utilizamos nuestra lengua materna, y la importancia que tiene en nuestras vidas.
El 23 de abril de cada año se celebra en todo el mundo hispanoparlante el Día del Idioma Español, como un merecido homenaje a Miguel de Cervantes Saavedra, autor de la obra insigne de nuestra lengua El Quijote de la Mancha, quien murió un día como este en el año 1616.
Hoy hacemos un alto en el camino para reflexionar en la forma en que el lenguaje evidencia el pilar fundamental que cimenta nuestra cultura. No hablamos de méritos ni de la importancia que pudiera tener ésta y muchas otras obras literarias, pues sin duda tienen sobrados méritos. El punto para discutir, es por qué ya no importa, o pareciera no importarles a mucha gente, quién fue el escritor de esta novela, o por qué hace parte de las grandes obras de la literatura universal. Esto debería ser nefasto para las sociedades, que se han construido por siglos y ahora se desconocen, pues al igual que con muchas cosas que hay en el mundo en permanente cambio, les es imposible ver más allá de los objetos de consumo personal.
El Español no solo es una herramienta de comunicación, sirve también para representar nuestra cosmovisión, para comprender el mundo en continuo cambio: se configura como manifestación de autoconstrucción de nosotros mismos. La lengua ofrece la posibilidad de recordar y reconstruir nuestra historia, ver el camino transitado para volver a pensar en nosotros mismos, pues así como en cada palabra se encuentra un significado, cada lengua trae tras de sí las variaciones que ha tenido a través de los siglos, y la semilla de las transformaciones para el cambio. Aquí está representada nuestra identidad como pueblo y como individuos. No es una lengua estática, no es la “lengua pura” que se conserva en los anaqueles; a lo largo de la historia ha tenido modificaciones, aciertos y yerros para alcanzar a formar la que actualmente tenemos.
La historia del Español para los hispanoparlantes no solo representa la raíz común que pudiera tener con las lenguas romances, sino la interacción de esta lengua y nuestro pueblo con lenguas clásicas como el latín y el griego, e indígenas como el Quechua, Guaraní, Maya, el Aymara y el Náhuatl.
Veamos entonces como el 23 de Abril conmemoramos el Día del Idioma no solo como homenaje a uno de los escritores más importantes de lengua española, sino también celebramos nuestra tradición como fenómeno cambiante, como lengua viva.
A medida que pasa el tiempo, con la implementación de nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, con el Inglés como lengua dominante en las redes sociales en la Internet, nuestro lenguaje se empobrece, no como un carácter intrínseco al idioma, sino todo lo contrario, por la precariedad con la que se usa en el cotidiano. La humanidad está viviendo momentos de grandes cambios y en las comunicaciones en la red se configuran, no solo anglicismos, sino toda una nueva terminología que pareciera ser nuevos símbolos de sometimiento cultural, más que representar la estrechez en el tiempo o la pereza mental frente a la rapidez de los acontecimientos. Aseguran los lingüistas en una ecuación básica que aquellas palabras que no se usan se pierden definitivamente, dado el precario uso que se le da a la lengua española que consta de unos 85 mil vocablo y en nuestros países en general no se usen ni siquiera mil; dicho comportamiento comienza a convertirse en una tendencia para que con el transcurrir de los años, el Español deje de ser la lengua propia que nos permita reflejar nuestra esencia y nuestros propios intereses.
Sin duda, en el mundo en que vivimos lo que importa es el consumismo, como efecto de masas favorecido especulativamente; su finalidad es orientar la autosatisfacción ególatra a tal punto que el mundo empieza y termina en sí mismo. La escasez del léxico, el uso incorrecto de las palabras, la inmediatez de un mundo que da por prefabricado todo lo que hace parte de la cultura, son algunos de los problemas que nos afectan Pues el mundo está cambiando. Por eso, es preciso comprender cuál papel jugamos en medio de estas transformaciones que se están dando y que conocemos como globalización.
Nuestro comentario, contrario a ir encaminado contra los cambios que se dan desde el mundo virtual, van en la vía de pensar nuestro rol, pues nosotros como jóvenes estamos convencidos de la importancia notable de la Internet y las redes sociales de comunicación que de ella dependen, y Lapislázuli Periódico es el mejor ejemplo de nuestra convicción al utilizar estas herramientas para invitar a transformar el mundo, y nosotros lo hacemos con nuestros sueños y nuestra fuerza interior.
A pesar del interculturalismo, la influencia anglosajona y la fuerte carga de transformación que tiene el mundo audiovisual, invitamos a repensar desde nuestra cotidianidad cuales son los hilos que nos unen con iconos de la lengua tan representativos como Cervantes, Juan ramón Jiménez, Andrés Bello, Camilo José Cela, entre otros, y que hoy por hoy hacen parte de la memoria olvidada, lugar donde las generaciones actuales están dejando la tradición.
¿Cómo hacer conciencia de la necesidad que tenemos de fortalecer, y el deber de preservar nuestra lengua para generaciones futuras? Luego de comprender que el lenguaje va más allá de ser una herramienta de comunicación que nos permite interactuar unos con otros, comprendemos que el sistema de valores no empieza ni termina con nosotros. La lengua, que nos permite definirnos, y comprender el mundo que nos rodea, nos ha sido legada como un tesoro que se ha construido con los años, y la debemos tutelar en la medida que empleemos con valor sus palabras.
Muy a menudo se reflexiona del contraste que hay entre las nuevas generaciones y la de sus padres, de la forma en que hablan y escriben. Un desconocimiento del lenguaje pareciera ser la premisa que se junta con la falta de asumir responsabilidades, ha dejado en evidencia una problemática que trasciende las barreras nacionales. Como pandemia, los jóvenes de las generaciones actuales han heredado un desencanto y apatía hacia el mundo exterior que se refleja en la introversión sobre sus mundos y realidades inmediatas, pues desconocen toda la riqueza que hay en la cultura y la tradición. Por eso, asimilar la cultura como parte de nosotros nos hará comprender que aquello que denotamos afuera es en realidad nuestra esencia, lo que nos define y nos da una identidad, pues es ese mundo el que nos permite reconocernos en nuestra propia realidad.
Tanto en la generación de conocimiento como en el acompañamiento a los jóvenes, surgen responsabilidades explícitas por parte de la escuela para promover los referentes culturales a los cuales puedan los jóvenes acudir, así como la presencia de padres y compañeros para que en la resignificación y revaloración de cada una de estas tradiciones, se de un sentido desde la experiencia personal. Pero sobre todo, responsabilidad de cada uno de nosotros de tal forma que el idioma sea un instrumento que les permita a los jóvenes crecer como individuos, y no como sucede en la actualidad, que se convierte en el yugo culpable de su empobrecimiento.
Para Reconstruir Nuestra Memoria
La Real Academia Española de la Lengua instituyó el 23 de Abril de cada año como DIA DEL IDIOMA, para conmemorar en esa fecha la muerte de Don Miguel de Cervantes Saavedra, ocurrida en Madrid el 23 de Abril de 1616.
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