En tu sangre
se regaba el dolor
por el silencio
a este mundo
inerte,
lleno de sombras
que se esconden
en las sonrisas
más cercanas,
que brillan de
una hipocresía
que solo es conocida
en las bestias que
carecen de pureza.

Vi tu lágrima ese
día que desmembraba
tus más bellos pétalos
como si fueran
cáscaras de naranja
que se dividen
para luego comerlas.

Cada vez aparece
más esa máscara
que muchos se
colocan
para atraer
a un bello ser
y desaparecerlo
no solo en su físico,
sino en su esencia.

Vi a un caballo
que acariciaba
con su cuello
a su compañera,
pero ahora veo
que el ser
al que tanto
amabas era
un horrendo
gigante sin
sentidos,
sin corazón,
sin mente.

Solo tenías
esperanza
como todas
que en una
muestra de
afecto,
los seres
que amas
te devolvieran
lo mismo.

Pero ya ves,
es tarde,
la muerte
te dejó en
silencio,
pero créeme
que muchas
mujeres como
tú no se callarán
y lograrán
que tu dignidad
no sea una parte
del problema
sino de la unión
de muchas voces
que harán
justicia por ti
y por muchas.

Mensaje:

Qué triste pensar que un día
al confiar en quien pudiera
ser el brazo para levantarte
te apuñalé con el odio más
profundo.

No, solo me duele, regando
una lágrima intranquila, sino
me indigna totalmente.

Mujeres, no más violencia,
denuncien, solo nuestro
temor lo debemos a Dios,
porque el hombre es un ser
que se marchita como la flor
para volverse polvo.