Estercilia Simanca Pushaina
Estercilia Simanca Pushaina
Foto: Manuel Jiménez Schröder
Lapislázuli: ¿Cómo fue tu aproximación a la literatura?
Estercilia Simanca: Aunque dicen que la literatura indígena no existe, que en principio es desordenada pero sí existe la tradición oral. (Estos conocimientos) se fueron depositando en mí. Esa fue mi aproximación hasta que después llegué a lo más formal, que son los libros, cuando aprendí a leer. Y si se trata de una decisión, fue después de leer a García Márquez con Cien Años de Soledad, Del amor y otros demonios, El Coronel no tiene quien le escriba; en fin los (libros) de obligación, además de que para mi leerlo a él es un placer. Tomé la decisión cuando leí a Pedro Páramo de Juan Rulfo, definitivamente fue el top. Si a uno le gusta la lectura, pero cuando llega a ti un texto que te toca, algo no ¡Que novela tan bonita! sino ¡qué vaina tan fabulosa! Yo quiero escribir así. Yo siempre digo, cómo llegar a escribir como él escribe las cosas de mis antepasados, con lo que estoy viviendo actualmente, sin que sea algo enredado. De pronto una novela que tiende a enredar y que hay que leerla como tres veces, pero aún así, que me enredaba, me gustaba, porque así es la forma en que tu piensas, estás pensando en algo y de repente piensas en otra cosa, pero tu lo comprendes, tú lo entiendes. Esa fue la obra que me marcó a mí como escritora.
¿Cómo concibes la literatura indígena? ¿Tiene temas específicos?
Estercilia Simanca: Para mí sí existe la literatura indígena aunque digan que no. Ella siempre ha estado ahí. Así como en otras civilizaciones, ellas tuvieron que llegar hasta la escritura. Nosotros heredamos esa escritura pero antes ya teníamos los sueños, las tradiciones orales; en el caso de los Wayúu posiblemente pasaron cosas y se fueron transmitiendo de forma oral hasta que hace más de 500 años dos escritoras y los demás, decidieron plasmarlo en el papel. Para los Wayúu hay lugares donde están marcados los clanes, eso ya es una forma de literatura, marcados los clanes con signos como el de Pushaina ( ). Nosotros en la antigüedad y todavía lo seguimos haciendo, así entendemos por ese signo, que ese es el territorio de los Pushainas. Esa, una forma de literatura, te está diciendo que ya existía una literatura, que de pronto no existían esos códigos sino que nosotros los generamos de otros, y que pasaron a nosotros hace un tiempo pero ya existían. Para mí ya existían. Por herencia, que es lo que nosotros llamamos diálogos interculturales. Nos apropiamos de conocimientos como el alfabeto griego, o sea todo lo que nos enseñan y sirven para plasmarlos en un papel, pero no sólo le sirven a mi comunidad, sino que a través de la literatura lo sabes tú y lo publican en las editoriales.
¿Qué temas se enfatizan en la literatura Wayúu?
Estercilia Simanca: No hay algo generalizado como un tema. La mayoría de los indígenas, no solamente los Wayúu colombianos sino a nivel internacional, no digo escribimos, digo, escriben poesía. Me pregunto ¿Por qué la mayoría de la poesía indígena se parece tanto; la colombiana, la guatemalteca, la venezolana…? De pronto el tema en los poetas si tiene forma general, porque tienen elementos comunes a su disposición así estén en Chiapas o en El Cabo de la Vela, pero a través de la narrativa que es nuestro fuerte; el de Vicenta (Siosi) y el mío, hacemos denuncia. Ellos hablan de lo linda que es la luna, también pueden hacer denuncia, que están llevándose el carbón y cosas así, pero siento que la poesía es algo más complejo y por mucho menos estresado que sea el poema, no le va a llegar a todo el mundo, todo el mundo no lo va a entender. En cambio la narrativa lo dice así solo, más extenso y si puede denunciar. La poesía habla de la luna, de nuestra madre tierra, que ya no la dañen y cosas así, pero a través de la narrativa es más feroz y se dice por qué pasan las cosas, se vuelve ya una denuncia pública y puedes hacer cosas. No digo que la poesía no sea seria, pero es como de ensueño. En cambio, la narrativa de nosotras está poniendo el dedo donde es, te lo está señalando.
¿Qué temas denuncia tu literatura?
Estercilia Simanca: El analfabetismo de la comunidad Wayúu, la política malsana, los trasteos de votos, la desviación de recursos de las comunidades, la violación de los derechos humanos, en este caso de la dignidad del pueblo Wayúu. Temas muy políticos, depende de la región. Cuando yo lo publiqué dudaba y muchos de mis amigos me decían: te caes tú y te vas a echar de enemiga a esa gente, y esa gente te va a matar. Pero, manifiestas no saber firmar, Ah! Los políticos quisieran ser los protagonistas de la historia.
¿Cuántos libros has escrito para niños?
Estercilia Simanca: Se trata más de cosas adolescentes. El encierro de una pequeña doncella, fue mención de honor en un concurso de cuento infantil, pero no es un cuento infantil. Te habla del desarrollo de la niña, pero no vetaron su publicación porque entendieron que era algo universal, que era provechoso para otros niños, pero no ganó por eso, porque no era una historia infantil. Ikimaya en la tierra del maíz, es el cuento de un niño Wayúu que sale por primera vez de su ranchería y le dicen que van para Maico. Un Wayúu no dice Maicao; es decir, la ciudad fronteriza, sino Maico, que es la tierra del maíz. El niño siente que va para la tierra del maíz, que es un lugar donde está un pavimento medio rojo y muchas bolsas y casas altas y se pregunta ¿la tierra del maíz dónde está, el maíz se vende por sacos, y los cultivos que él ansiaba encontrar? Es el choque que sufren muchos niños Wayúu cuándo les dicen: vamos a Maico, la tierra del maíz y se encuentran con otra cosa que no es. También el cuento Indias con mantas más lindas que las de mis hermanas, es un niño pobre que está hablando y relaciona con las mantas de las Wayúu que vienen de Venezuela, porque hasta las diferencias del Wayúu venezolano; allá también hay estratos económicos, pero las mantas de ellas son de pasarela con respecto a las nuestras.
¿Cómo invitas a los niños al mundo de la lectura?
Estercilia Simanca: Partiendo de mi experiencia personal; si la literatura no existiera no habría formas de denunciar realidades. Es la forma más sana o menos riesgosa de denunciar realidades. Pero corres un riesgo, no que te maten sino que no te crean. Que crean que es ficción. Por ejemplo, el tema de la ficción wayuu, resulta que para los Wayúu la ficción no existe, todo es realidad. Dicen “¡Ay no!, pero los sueños de ustedes, son sólo sueños”. Si pero el sueño te está indicando algo malo que puedes evitar o algo bueno que te va a suceder. Por ejemplo yo soñé que una tía me llevaba un pan venezolano grande. Ese es un buen sueño. Entonces yo la llamo y le dijo, “Tía yo soñé contigo que me traías dos panes venezolanos”. Los panes venezolanos, para el Wayúu son lo máximo. Y me dice ella: “Ay, sobrina yo te lo tengo que regalar para que esa cosa buena me pase a mí.” Ella todavía no me ha llevado el pan, pero ya le dije: “Va a pasar algo”. El pan es hasta barato, sino que yo quiero que a ella le pase algo bueno, yo la llamo y le cuento el sueño y la cosa buena te va a pasar a ti, siempre y cuando me regales ese pan… y la estoy esperando.
El tema de Lapislázuli son los sueños: ¿Con qué sueñas?
Estercilia Simanca: Uno tiene sueños reveladores pero no todo el tiempo. A veces hay sueños producto del cansancio. Pero siempre hay sueños que me revelan cosas y cosas malas. Si uno sueña que lo ven desnudo y no le da pena, significa para nosotros que uno va a llorar sin que le de pena, que puede ser una pérdida grande. Cuando se muere alguien a uno no le da pena que lo vean llorar. Es un sueño premonitorio de una pérdida y hay cosas con las que tú puedes espantar ese sueño para que no suceda. Si yo tengo ese sueño a las 3 de la mañana, me tengo que levantar y bañarme en seguida con agua fría. Si dejo que la flojera no me deje, algo malo puede suceder. (Nota de redacción: con relación al concepto “sueños”, aquí se aprecia una fuerte diferencia de la cosmovisión del indígena)
¿Qué dificultades has encontrado en traducir tu cultura a las letras?
Estercilia Simanca: Nosotros tenemos ese inconveniente. Es difícil de que el wayuunaiki se lleve como uno quiere que se escuche en la lectura. Yo soy Wayúu porque mi madre es Wayúu y ese es el único requisito para ser Wayúu. Pero yo nací en las dos culturas; con un papá hablando español y una mamá hablando wayuunaiki. Para mi ha sido más fácil escribir en español y luego hacer la traducción al wayuunaiki, que si primero me sale en wayuunaiki ¿cómo diría esto en español? Por ejemplo, la palabra escribir; pero como lo decía mi abuelo, y yo le entendí así: ashajawakka nadokka; estás hablando con el papel. Tarashawayapiya; el papel habla contigo, y significa leer, algo tan largo para nosotros para ustedes es una palabra de tan solo cuatro letricas. Eso ha resultado a veces ser una dificultad, pero tenemos buenos escribanos en lengua wayuunaiki. Entre otras cosas, yo lo puedo hablar pero no lo sé escribir. Para aprender a escribir en Wayúu tendría que hacer un curso para aprender wayuunaiki, porque tiene muchos altillos, muchas eses, muchas cosas. Es mejor escucharlo y hablarlo que escribir. Algunas veces, como dicen los venezolanos
¿Quién te hace el trabajo de traducción?
Estercilia Simanca: Es una gran amiga Wayúu, ella aprendió a hablar en español cuando vino a Maicao y tenía como doce años. Es de las traductoras oficiales del departamento y consultora del Ministerio de Educación, se llama Amarilda Iguarán Palmar, del clan Jusayú.
2010