Mito de la taberna
Por: Martin Emilio Rodriguez Torres
" El necio teme la muerte y huye de ella; el loco la busca; El sabio la espera."
Pierre Charron.
Encontrándose 3 amigos en la taberna “la caverna” en el norte de la ciudad, con intención de departir- al son de unos tragos- conversaciones sobre lo profano y lo sagrado; lo terrenal y lo celestial; la vida y la muerte; y en general sobre las vicisitudes de la vida.
Después de cada uno pedir su bebida preferida, el más joven de ellos –Christian- inició la conversación sobre una inquietud que le rondaba en ese momento su pensamiento: El amor.
Christian: ¿Qué es el amor? Un sentimiento benigno que permite transformar corazones y sacar a relucir el lado bueno de cada ser. El amor ha sido artífice de grandes empresas y acontecimientos, ha sido iluminador de hombres que han hecho historia. Por amor se han hecho grandes monumentos arquitectónicos. Ese amor, que es el que me mueve en estos momentos, ha cambiado mis prejuicios y defectos en virtud y sensatez.
Julio Cesar, al terminar su compañero de mesa la pequeña reflexión y con una sonrisa socarrona, le refuta.
Julio Cesar: Eres muy joven para entender el amor, además se te nota que estas enamorado y el amor a veces enceguece. No dudo que el amor haya logrado cambiar ciertos acontecimientos históricos, pero no por eso no se puede negar que también ha sido forjador de grandes tragedias…
Julio Cesar, hombre mayor y con 15 años de matrimonio acuestas, con un sentido pragmático y realista. Su experiencia en cuestiones del amor le permite creer que sus razones son mucho más valederas que las de aquel joven enamorado.
Julio Cesar: …mis razones van desde la inmensa literatura que se ha escrito sobre el tema, hasta llegar a mi propia experiencia. Puedo decirte que el amor con el tiempo – al igual que los seres humanos- se envejece. A medida que la cotidianidad y los problemas se hacen más profundos, el amor cae en un letargo. Muchas veces no se superan las barreras invisibles que empiezan a hacerse presentes y el amor decae. Quince años de casado me permiten hacer una reflexión centrada en la sensatez. No ha sido fácil (no siempre he sido sensato). Los primeros años son gloriosos, todo es dicha y felicidad, se piensa en grandes ideales, en vivir juntos para toda la vida, en ver crecer juntos a los hijos, se crea una especie de castillo de naipes, la sexualidad está en su plenitud y no hay nada que uno crea que pueda dañar ese amor. Al pasar el tiempo comienza a sentirse el cansancio. Los problemas por muy mínimos que sean, comienzan a hacer mella en el corazón. El trabajo, la familia, la sociedad, la rutina, empieza hacer parte de esa unión.
En ese momento llega el mesero con un trago de whiskey para Julio Cesar. quien se toma un sorbo y mirando con cierto aire de ternura a Christian, sigue con su disertación.
Julio Cesar: En esos instantes es donde se reflexiona si vale la pena seguir en el empeño o definitivamente todo se va al traste. Si se continua, se da por descontado que aunque el amor no sea el mismo, el cariño y la costumbre comienza a tener más relevancia…
El joven Christian lo detiene por un momento y sin dejar que termine lo que estaba pronunciando, le dice.
Christian: No creas que por hayas vivido más y hayas experimentado un montón, no significa que tengas la razón. He conocido parejas de jóvenes que son felices…
Julio Cesar: la felicidad no es artífice para pensar que no hayan pasado por pruebas difíciles…
Christian: Si pero es que tú pintas la situación como si la felicidad fuera sinónimo de resignación, y así no es, se resigna cuando se es de espíritu débil y no hay queja de nada, y eso no tiene que ver con la felicidad.
Julio Cesar: En el proceso que lleva a la felicidad, se da de todo. Resignación, rencor, piedad, mansedumbre, ternura; la felicidad es como un inmenso vaso donde se deposita toda clase de “ingredientes” (entiéndase por sentimientos) y al final depende si el vaso esta medio lleno o medio vacío, así mismo es si es una felicidad completa o una felicidad incompleta o definitivamente una infelicidad.
La tercera persona en la reunión –María Elena- solo se permite escuchar y tomar de su delicioso coctel. No interrumpe porque prefiere que terminen la discusión.
Christian: no, el amor es sinónimo de felicidad por eso cuando estás enamorado y eres correspondido se puede decir que eres feliz.
Antes de que Julio cesar responda a las palabras de Christian, María Elena hace una breve exhortación.
María Elena: Me viene a la mente una sentencia del filósofo John Locke, “los hombres olvidan siempre que la felicidad humana es una disposición de la mente y no una condición de las circunstancias”. Lo que pasa Christian es que EL enamoramiento no dura toda la vida y tu estas en este momento en una circunstancia especial.
Se hace un silencio en la mesa, son apenas unos pocos segundos que parecen un siglo. Hasta que Christian titubea y pregunta a María Elena.
Christian: entonces ¿Qué es el amor?
María Elena: El amor es entrega pero también desprendimiento, el amor es lucha pero también compasión, el amor lo es todo pero también es nada…
Christian: no te entiendo, ¿cómo así que el amor es un compendio de contradicciones?
María Elena, mujer madura, centrada y aunque divorciada sus observaciones no están solo condicionadas por su propia experiencia. Los años vividos la han convertido en mujer reflexiva, que no dice las cosas basándose solo en sí, sino que ha sido capaz de mirar a su alrededor. Hay en torno a ella algo de misticismo y sabiduría.
María Elena: Esa es la respuesta. El amor no se basa en contradicciones, se basa en complementariedad. Así como después del día llega la noche, el hombre es el complemento de la mujer, el ying del yang, etc, así es el amor, son “contradicciones” complementarias.
Julio Cesar: creo que te estas metiendo en conceptos filosóficos, María Elena, y lo que quiere nuestro querido compañero es saber si lo que siente en este momento por su amada, le va a durar toda la vida.
María Elena: El enamoramiento no dura toda la vida, se acaba con la cotidianidad, con los hábitos y costumbres de la pareja. Pero ahí viene la prueba de fuego, si eres capaz de entender que siendo distintos, con diferentes modos de vivir y ver la vida, y logran salir airosos a esa diferencia, eso sí puede llamarse amor.
Christian tomo un sorbo de su cerveza helada, y trata de entender lo que ella le dice.
Mara Elena: Disfruta este momento, es normal que lo que estas sintiendo tenga un gran significado para ti. Dale a cada etapa su momento justo y vive ese momento. Comprenderás que lo que te decimos no es para dañarte el rato, todo lo contrario, es para que sepas que habrán momentos en que no todo es color de rosa, pero repito, disfruta este momento.
Christian lanza una mirada de gran respeto y admiración hacia María Elena y al instante se levanta para ir al baño.
Julio Cesar: Bueno es normal lo que piensa nuestro joven compañero, pero tú y yo sabemos que no va ser fácil, de pronto está entusiasmado por el disfrute y el placer que da el sexo. Pero bueno dejémoslo ahí. Y tú ¿sigues sola o ya tienes a alguien que te caliente la sabana?
María Elena: Respeta por favor, esos términos grotescos no me gustan. Que seamos amigos no significa que tengas que utilizar términos desobligantes. Pero con respecto a lo que dices sobre sexo, no es así. Cuando se está enamorado, el sexo viene por si solo, fluye como el rio cuando baja de la montaña. Los momentos de placer se disfrutan con intensidad y se siente la compenetración del ser amado.
Julio Cesar: ok está bien lo siento. Pero estas sola o…
María Elena: estoy en una etapa de encuentro conmigo misma. De amor propio, de ese amor que nunca te va a desilusionar ni defraudar, como dijo Oscar Wilde “el único amor consecuente, fiel, comprensivo, que todo lo perdona, que nunca nos defrauda, y nos acompaña hasta la muerte, es el amor propio”.
Julio Cesar: En cuanto a lo del sexo, yo lo disfruto sin estar exactamente enamorado. Me parece una contradicción. No soy un santo y si una chica me gusta y ella acepta mis condiciones (sabiendo que soy casado), pues no lo pienso dos veces. Paso el ratico y ya, pero lo disfruto al máximo.
María Elena: Tú lo dices por la condición de hombre, porque ustedes parece que tuvieran el cerebro en el pene. Pero eso no es correcto. La genealogía del hombre dice que pueden separar el sexo del amor, por eso es fácil para ustedes tener sexo sin compromiso. La historia siempre ha estado a favor de esa concepción. No más miremos la Biblia, en donde los patriarcas podían tener más de una mujer: Jacob tuvo 12 hijos con cuatro mujeres distintas y el rey Salomón ni se diga, tuvo mil mujeres entre esposas y concubinas. Pero si una mujer llega a tener un pequeño desliz con un hombre hay mismo la tratan de puta. Afortunadamente con la revolución femenina de los años 60 eso ha comenzado a cambiar. Las mujeres son dueñas de sus cuerpos y pueden disfrutar del sexo igual que lo hombres.
Julio Cesar: quieres decir que estás de acuerdo que las mujeres tengan varias parejas sexuales al mismo tiempo…
María Elena: No, lo que pretendo decir es que nosotras no tenemos que equipararnos con los hombres. Es que por mucho tiempo, la mujer “buena” solo podía servir para procrear. Darle hijos a sus hombres sin importar si disfrutan o no del sexo. Se hacía por convenciones sociales. Ahora la mujer puede exigirle a su pareja que desea y ella también puede tomar la iniciativa. Buscar la manera de sentirse más plena y tener orgasmos. Antes eso era imposible…
De nuevo llega a la mesa el joven enamorado.
Christian: ¿De qué hablan?
Julio Cesar: De sexo. ¿Tienes alguna opinión al respecto?
Christian: Antes de tener a mi novia actual (del cual estoy enamorado), tuve varias “noviecitas” especiales con quienes tuve sexo. Fue delicioso pero no me llenó. Con mi novia actual es distinto porque el sexo se hace con amor y hay un halo especial. En este momento creo en la fidelidad, y espero seguir así para toda la vida.
Julio Cesar: jajaja. Permítame que me ría Christian. La fidelidad no existe. El hombre es polígamo por naturaleza, lo que hizo la religión y las costumbres es monogamizar los instintos, y no lo digo yo, lo dicen los estudios científicos y antropológicos.
María Elena: Pueda que tengas razón en cuanto a los estudios (aunque soy escéptica al respecto), pero no significa que pasar de la poligamia a la monogamia es ir en contra de la naturaleza, es todo lo contrario, es el fruto de la evolución humana. En todos los estadios por los que han pasado los seres humanos (saltamos del homo erectus al homo sapiens) el hombre ha evolucionado. De la era de piedra a la era de hierro y así sucesivamente; Lo mismo pasa con las costumbres sociales, de clanes pasamos a comunidades y de poligamia a la monogamia. Y en la actualidad se usan esos “estudios” para defender a esta sociedad libertina. (Las mujeres- desafortunadamente- se han convertido en seres iguales de infieles a los hombres y siempre buscan una justificación).
Christian: Por eso lo único que salva a una relación de pareja es el amor…
Julio Cesar: No, el amor no está hecho para toda la vida, ni tampoco para todo el mundo. Además que yo ame a mi pareja no significa que no pueda desear a otras mujeres.
María Elena: Desear de pronto si, (estamos hechos de carne) pero de ahí a convertirlo en realidad, es ahí el verdadero problema. Y esta sociedad pasa muy fácil del pensamiento a los hechos. Se desean cuerpos espectaculares y cuando tenemos cerca ese prototipo de belleza lo queremos tener. Y no solo pasa en los hombres. Ya se ve que en las mujeres se comienza a valorar a los hombres bien formados, atléticos etc. Y es UNA de las causas de la infidelidad.
Christian: Por qué dices que una, ¿hay acaso más?
María Elena: Si claro. Como se dijo antes, la mujer a partir de la liberación femenina se ha vuelto más exigente, y eso va desde el plano intelectual, laboral y sexual. Busca a un hombre que la satisfaga en todo, y si este no cumple, fácilmente lo puede ir sustituyendo. Debido a la incursión de la mujer al campo laboral, ella se ha vuelto más independiente y liberal. Y con la cercanía de compañeros de trabajo surgen ciertas amistades que pueden terminar en atracción. Y si a eso se le suma problemas conyugales con su pareja, (o monotonía en la relación) puede terminar en infidelidad. Quieren explorar algo distinto, quieren sentirse de nuevo deseadas y al mismo tiempo quieren dar rienda suelta a su Pasión. Ya la sexualidad les pertenece a ellas y no se rigen por normas morales caducas. Y eso es lo que pasa en la actualidad.
Julio Cesar: Pero hablas de “ellas” como si tú no pertenecieras al mismo género.
María Elena: Lo que pasa es que soy de otra época y pienso distinto. Pero no pretendo criticar, solo dar una radiografía de lo que es la actualidad.
Christian se retira un momento de la mesa para contestar su celular. Y al cabo de unos pocos minutos regresa de nuevo.
Christian: ok, entendí lo que me quieren decir. Pero ahora quiero cambiar el centro de la discusión. Que tal les parece si hablamos de un tema difícil de tratar, complicado por la misma razón, poco se habla de ese tema en esta época de mucha trivialidad: la muerte.
Julio Cesar: pues comienza tú con tu exposición. ¿Qué piensas de la muerte?
Christian: Bueno, es difícil hablar de algo que ningún ser humano ha vivido para contarlo. De hecho la muerte es antónimo de vida. Por eso tanta conjetura, tanta exposición, tanta argumentación sobre el tema, me parece algo absurdo. No creo necesario desgastarme en temas que, aunque parezcan triviales, para mí son absurdos.
Julio Cesar: pero es una preocupación moral de cada ser humano. A veces se piensa cuando se ha llegado a la vejez, a veces por un suceso inesperado o a veces por una enfermedad terminal. Pero es algo que en algún momento nos debemos cuestionar.
Christian: Si pero, cada momento tiene su propia afán. No hay que adelantarse a las cosas. Yo personalmente no me preocupo mucho por eso. Estoy joven, lleno de vitalidad, con muchas metas que cumplir…
Julio Cesar: si es así ¿Por qué tocaste el tema?
Christian: simplemente porque quiero saber que piensan ustedes dos de esa tema. Como tú bien lo dices, en algún momento me tocara afrontarlo y quiero llegar con ciertas bases teóricas sobre el asunto.
Julio Cesar: la muerte puede llegar en cualquier momento. Así que no te confíes mucho. La muerte ha sido tratada por grandes pensadores y por religiones sin dar alguna certeza. Las religiones monoteístas nos dice que hay una vida después de la muerte. El gran sabio Jesucristo dijo que el que cree en él no muere aunque su cuerpo ya no exista. Habla de una eternidad del alma que es incomprensible a la razón humana, pero para la fe todo es posible. Desde el inicio de la raza humana la muerte siempre ha sido venerada. Hay pueblos (como en la actualidad los mexicanos) que ha hecho de ella una fecha especial. El rito funeral ha sido distinto en todos los pueblos, desde los egipcios, que enterraban a sus faraones con todas las pertenencias, y que lograron momificar sus cuerpos encerrándolos en tumbas inmensas, agrupándolas en verdaderas necrópolis. Con ello pretendían garantizar la conservación del cuerpo para siempre. Pero lo más estrafalario era las pirámides hechas para unos faraones…
Christian: ven, pero es que tú nos estas contando historia, y solo queremos tu opinión sobre la muerte.
Julio Cesar: Por esa misma razón, primero hay que conocer ciertos detalles trascendentales en la vida de ciertos pueblos, antes de llegar a mi propia visión. Además conocer la historia de los pueblos es conocer nuestra propia cultura. Nosotros somos productos de una evolución cultural y biológica. Nuestras creencias están forjadas en milenarias tradiciones, y aunque hayan evolucionado, siempre hay algo de tradición en ellas.
María Elena: Para Platón, la muerte más que el fin de una etapa, era el comienzo de otra. Es decir, había una transmutación del alma, que hasta que no llegara a su estado más perfecto, no acababa. Por tal motivo cuando transmutábamos, había algo una idea anterior, en lo supraterrenal que permanecía. Además la muerte me ha puesto de cara con la vida. El fallecimiento de un ser querido (mi padre en mi caso), me ha puesto a reflexionar lo frágil que es la vida, y a la vez lo importante que es saber aprovecharla. Como dice una famosa canción “la vida es solo un ratico” pero hay que valorarlo y vivirlo de acuerdo a algunos parámetros morales y éticos. La muerte no es más, es el fin de todo. No sé si hay vida después de la muerte- no lo sé- no sé si reencarnare en otro cuerpo, solo tengo la certeza de que ya no seré. No temo a la muerte –he sufrido a causa de ella- pero también sé que algún día llegara y espero estar lo más preparada para ella.
Julio Cesar: Yo sigo creyendo que si hay una resurrección.
María Elena: yo no la niego, de hecho, mis creencias me permite creer lo mismo- soy católica- pero una cosa son las creencias y otra la verdad. Podremos ser dogmáticos y apegarnos a alguna religión que nos dé una esperanza después de la muerte. Pero solo sirve como consuelo. La verdad sobre este asunto, desafortunadamente nadie la tiene, solo son paliativos para las injusticas que se dan en esta vida.
Christian: ¿Cómo así paliativos?, ¿acaso crees que la resurrección es un paliativo?
María Elena: No lo sé exactamente, pero me imagino que ante tanta injusticia, inequidad y maldad en este mundo, los malos deben de sufrir algún clase de escarmiento en el más allá. Y los que sufrieron, lloraron y fueron tratados como parias en esta vida, tendrán su recompensa en la otra. Es una enseñanza cristiana.
María Elena hace un pare para tomarse un sorbo de su coctel. Christian se queda meditabundo, mientras Julio Cesar busca dar respuesta al asunto por medio de su conocimiento de la historia.
María Elena: Pasando a los rituales, no es que niegue la importancia de dichos rituales mortuorios de cada cultura, la trascendencia de dichas liturgias ante un acontecimiento indescriptible como la muerte, se debe a que el ser humano siempre esta preguntándose e indagándose sobre eventos sobrenaturales que no tiene una explicación sencilla. Por lo tanto a lo desconocido hay que buscarle una justificación. Sin importar si es correcto o no, si es cierto o no. Solamente buscan dar respuesta a algo metafísico que no se puede dar con la simple razón…
La taberna “la caverna” es un sitio especial donde ejecutivos, artistas, poetas, librepensadores e intelectuales se reúnen a conversar y tertuliar temas trascendentales y banales. En su decoración se respira un aire mistico-artistico. En sus paredes aparecen pegadas réplicas de Van Gogh, Renoir, Dalí, Monet, Cezanne y Picasso. De fondo musical siempre se escucha música de grandes artistas del rock e intérpretes de Jazz y blues. Un sitio acogedor, en donde los tres personajes vienen casi todos los viernes para desestrezarse y cambiar de ambiente. El dueño le puso el nombre de “la caverna”, por el “mito de la caverna” de Platón, una alegoría a la ignorancia que considera hay en nuestros tiempos. Aunque en el mito, “la caverna” es metáfora de ignorancia, la taberna pretende todo lo contrario, que “la caverna” sea un sitio donde la cultura y la lucidez sea su referente.
María Elena: la trascendencia de la muerte solo la damos cuando está cerca de nosotros, muchas veces cuando nos mira a la cara. Como dice Christian, en los años juveniles no existe esa preocupación (a no ser que pase un evento inesperado), y a medida que van trascurriendo los años (y sobre todo en la vejez) esa preocupación se vuelve latente. Hace parte de la naturaleza de la vida, del ser humano. Nos preocupamos de algo cuando estamos cerca de ella.
De nuevo el mesero se acerca para traerle otro whisky a Julio Cesar. Christian se toma un sorbo de su cerveza y María Elena hace lo mismo con su coctel. Luego de un silencio prolongado, Julio Cesar vuelve a opinar.
Julio Cesar: Pero tenemos que abordar un tema que tiene que ver con la anterior pero que es una preocupación contemporánea y que cada día coge mucha fuerza y es el tema sobre la Eutanasia.
Christian: Yo si estoy de acuerdo con la eutanasia, considero que una persona en estado terminal y que no tiene posibilidades de recuperarse, tiene el derecho a que lo desconecten. Es un derecho humano.
Julio Cesar: ¿y donde dejas a Dios? El es único que tiene derecho sobre nuestras vidas. Él no la dio y él en su sabia voluntad sabrá decidir hasta cuando llegamos.
Christian: No estoy de acuerdo. A Dios hay que quitarle esa responsabilidad, además yo tengo una visión de Dios distinta a la tuya. Pero hablar de Dios dejémoslo para el próximo tema. Lo que si digo es que Nadie – salvo uno mismo- sabe cuánto dolor puede soportar y si la ciencia médica no tiene alguna alternativa o posibilidad de recuperación absoluta, pues estoy en mi derecho de morir dignamente.
Julio Cesar: Hay algo que ni la ciencia médica, ni ningún ser humano ha podido comprender y que solo la inmensa voluntad de Dios puede hacer y es el milagro. Se ha conocido de casos de personas que por muchos años le han detectado muerte cerebral y vegetando por mucho tiempo en una cama, de repente recobran la conciencia y vuelven a llevar una vida normal. Jesús nos enseñó que solo Dios es el único que puede disponer de ella y que si confiamos en el tendremos vida eterna. Atentar contra la propia vida es una afrenta contra Dios y si hay sufrimiento es porque es una prueba más que con estoicismo debemos soportar. “ la Fe mueve montañas” dice el dicho y si nuestra alma es verdaderamente cristiana, la fe nos salvara. Ella todo lo puede; lo que pasa en este tiempo de incredulidad y poca fe, se dejan llevar por una solución facilista, que bien argumentada, da para creer que la eutanasia es la única solución. La medicina también ha creado paliativos para que el haya poco o nada de sufrimiento mientras llega el momento en el que el alma por si misma abandone el cuerpo.
Christian: Eso de los milagros, aunque no se haya comprobado científicamente que existen, pues solo se que es una composición instantánea que sucede uno entre miles, es decir, para que una persona logre salvarse y recuperar la conciencia, es mínima, la posibilidad de nunca recuperarse es inmensa. Y por eso para mí no es un argumento sólido. Y en cuanto las drogas que disminuyen el dolor ¡para que prolongar algo que tarde o temprano va allegar? ¿para que vivir en una cama postrado? ¿y la familia? ¿Acaso ellos merecen sufrir con uno?
María Elena ve que la discusión entre sus dos compañeros se está poniendo acalorada, y busca bajar los ánimos.
María Elena: Haber muchachos, es muy bueno que cada uno sienta su posición, es muy bueno que argumenten el porqué de su defensa, pero no traten de convencer al otro de que están equivocados, que su razón es la verdadera; tampoco traspasen el hilo delgado del respeto, porque donde no hay respeto se pierde la amistad. Así que bajen a los ánimos y expongas sus ideas con moderación y respeto al otro.
Julio Cesar: bueno ok. ¿Pero dinos tú qué opinas sobre el asunto? No has dicho nada hasta el momento. Sienta tu punto de vista. ¿Estás de acuerdo con Christian o estás de acuerdo conmigo?
María Elena: Decir que estoy de acuerdo contigo o con Christian es una posición facilista. No se trata de apoyar a uno y criticar al otro. No es fácil decidir en estado terminal que es lo mejor, si decidir la muerte asistida o dejarle a Dios la decisión. Como ya lo dije, soy creyente y en ese sentido Dios está por encima de cualquier cosa, pero por otro lado soy humanista, es decir que mi filosofía me dicta que el ser humano es lo más importante. Y el sufrimiento de un ser humano no debe ser. Es esa clase de dilemas que a veces los seres humanos nos tenemos que enfrentar. ¿Qué es mejor para el que está en estado de coma? ¿Cuál sería mi decisión, si es un ser querido se encuentra en esa situación? La responsabilidad ética no es tan fácil de decidir en este caso. Pero ustedes que están tan impacientes por saber qué decisión tomaría yo…
En ese instante toma una estado reflexivo. Sus ojos miran fijamente un cuadro de Van Gogh que se encuentra justo al frente de ella, y con la las manos entrelazadas en posición de oración.
María Elena: …aclarando que mi conciencia no quedara tranquila con alguna posición, debo confesar que me inclino más por la muerte digna.
En ese momento María Elena, un poco perturbada, decide ir al baño para hacerse un “retoque”. Julio Cesar que tenía ganas de seguir defendiendo su posición, prefiere guardar silencio y entiende que para su amiga –una mujer muy sabia- no fue fácil tomar esa decisión. Christian se siente satisfecho por la decisión de María E, pero también es consiente que no fue una decisión fácil para ella. Los dos se toman cada uno un sorbo de su bebida y un silencio profundo se sienta alrededor de ellos- aunque de fondo, en la taberna se esté escuchando un Jazz de Armstrong-. Después de unos pocos minutos, María Elena, más tranquila, vuelve a la mesa, y con una sonrisa, les dice a ellos:
María Elena: Bueno ¿y ahora con que seguimos? Jejeje
Christian: Me alegra volver a verte de bueno ánimo María E, pero ahora quiero que opinemos sobre un tema que dejamos en el tintero en el tema anterior, y es sobre Dios. Si quieren yo comienzo a sentar posición.
María Elena: Dale, comienza.
Christian: Como lo habrán percibido en el tema de la muerte, soy de los que cree que Dios (si es que existe) no tiene ninguna relevancia en nuestras vidas. El creo el universo y dejo que la evolución, por medio de las leyes de la naturaleza, hicieran el resto. Es decir, mi posición es que Dios no se preocupa por el ser humano en el sentido que nos enseña las religiones, nos dio libre albedrío para que cada usara esa libertad como mejor le convenga. El bien y le mal esta dentro de cada uno de nosotros y se debe especialmente a la libre determinación, la educación, la cultura, las costumbres y en general el medio donde hemos crecido. El bien y el mal provienen del hombre mismo, no de una extraña disputa celestial entre Dios y el demonio. Eso es mito.
Julio Cesar: En cambio yo sí creo que Dios no solo creo el universo, los animales, las plantas, el hombre y en general todo lo que nos rodea, sino que ha hecho del hombre un ser racional para que pregonemos, no solo su existencia, sino su inmensa sabiduría. Es cierto que le dio al hombre el derecho de elegir, pero para que entendiéramos que él no es un Dios absolutista. Envió a la tierra hombres sabios para que pregonaran su existencia y amor. Desde los profetas, pasando por reyes, hasta el envío de su propio hijo. El, que co-gobierna con Dios en el cielo, fue hecho carne para la salvación de la humanidad. Las escrituras son sagradas y es un testimonio de Dios para los hombres. Hombres sabios como San Agustín y Santo Tomás dieron fe de ello y durante la edad media disputaron intelectualmente con muchos credos y pensamientos agnósticos y ateos. Inclusive el mismo Santo Tomas- basándose en los escritos del filósofo Aristóteles- dio 5 pruebas de la existencia de Dios: un primer motor, una causa primera, un ser necesario, un ser sumamente perfecto y un supremo ordenador del mundo. Y están muy bien explicadas en su summa teológica. Y no deja duda de la existencia de Dios.
Christian: No pretendo entrar en polémicas con escritos de estos eruditos, pero hay otra cosa importante que hay que decir es que la ciencia a desmitificado muchas de las creencias bíblicas, como por ejemplo la creación del mundo en 6 días, el mito de Adán y Eva. En la época de Santo Tomas se creía que el sol giraba alrededor de la tierra y al que pensaba distinto les enviaban la inquisición…
Julio Cesar: Pero eran épocas distintas, y el conocimiento del hombre estaba en proceso. Pero eso no significa que la Biblia no tenga razón, son simplemente interpretaciones mal concedidas. La ciencia no tiene porque están en discordia con la fe.
Christian: ¿mal concedidas? No me hagas reír, Por muchos siglos gobernó ese pensamiento. Y la religión solo fue una creación del hombre al no poder resolver las cosas sobrenaturales que no entendía en su momento, pero hoy, con el avance de la ciencia, prácticamente todo esta descubierto…
Julio Cesar: ¿todo? Entonces dime en donde está el eslabón perdido, es decir el tránsito entre el mono al hombre. La ciencia no ha encontrado y nunca lo encontrara porque no hay tal eslabón…
Christian: Que no lo haya encontrado no significa que no exista. Muchas cosas duraron siglos para descubrirlas. Pero siempre estuvieron ahí. Fue el hombre de ciencia, el hombre filosofo que busco y no comió cuento. Siempre se preguntó y por eso indago hasta que encontró…
María Elena: Buenos muchachos otra vez se están calentando los ánimos. Estas discusiones bizantinas no llegaran nunca a ninguna parte. Como pasa con los dogmas y mitos (tanto religiosos como científicos), cada uno defiende su propia opinión. No pretendo polemizar por polemizar, pero si hay algo en que NO concuerdo con ustedes es llevar sus opiniones al extremo. A ver, comencemos con desacralizar a la ciencia. Christian tú dices que porque no se haya descubierto algo no significa que no exista- con cuerdo en parte con ese pensamiento- pero ¿Qué pasa si la ciencia no logra del todo dar todas las respuestas a muchas cosas que no tienen explicación lógica? ¿Qué dirías?
Christian: Soy agnóstico, no ateo. Puede ser que haya un ser supremo detrás de todo esto, pero lo que digo es que el no determina lo que hacemos nosotros.
María Elena: Y entonces ¿en dónde dejas la fe? Eso que hace que las personas logren cambiar acontecimientos imposibles en cosas posibles?
Christian: No soy hombre de fe, por lo tanto no puedo dar una opinión objetiva. Pero si puede decir que la fe es producto de una conciencia superior. Soy un hombre más de ciencia, es decir que doy gran valor a los avances científicos y es ella la que deja por piso muchas creencias religiosas.
María Elena: Bueno, tu opinión está muy ligada a un pensamiento netamente racional. ¿pero sabias que eso mismo paso en la época de la ilustración? Creían que la razón podía reemplazar a Dios. Intentaron cambiar el calendario gregoriano por un calendario secular, Pero el tiempo no solo no les dio la razón sino que tuvieron que retomar el calendario gregoriano. Y las guerras mundiales fue una bofetada para el pensamiento racional que decía que el hombre podía gobernarse y vivir en paz sin la intermediación de un dios. Bueno, pero Tú dices que eres un hombre de ciencia, ¿Cuál es tu opinión con respecto a los avances científicos en donde la manipulación genética muestra su mayor avance?
Christian: me parece estupendo que unos años se logre descubrir avances en la genética para ayudar a muchos males y lograr la cura para enfermedades como el alzhéimer y el Parkinson.
María Elena: Eso está muy bien. Pero en cuanto a la clonación de seres humanos ¿eres de la opinión que cree que se puede “hacer copias” de seres humanos?
Christian: La verdad no le veo ningún problema. Gústenos o no nos guste tarde o temprano va a suceder. La ciencia no se fija en prejuicios religiosos.
María Elena: ¿el componente ético en donde lo dejas? Bien sabes que toda actuación del ser humano debe estar precedida por un comportamiento ético, es decir, no todo vale. Debe haber unos límites y pretender jugar “a ser Dios” no creo que sea la solución más acertada. ¿Cuál es tu parecer en ese sentido?
En ese momento Christian se siente sofocado, se toma un trago de su vaso de cerveza y empieza a titubear.
Christian: Bueno, es cierto que todo tiene su justa medida y que en ese caso hay que mirar con detenimiento hasta donde se puede llegar. No todo se puede hacer.
María Elena: es decir ¿no se puede jugar a “ser Dios”?
Christian: Bueno en ese sentido, tienes razón, no se puede jugar a “ser Dios”.
Aparece otro momento de silencio. Christian agacha la cabeza en posición de reflexión. Julio Cesar muestra cierto placer. Pero María Elena “afila sus garras” para ir por Julio Cesar.
María Elena: Bueno Julio Cesar ahora sigamos contigo. Eres un hombre religioso ¿es cierto?
Julio Cesar: Si, si es cierto.
María Elena: ¿crees literalmente en la palabra de la Biblia?
Julio Cesar: Claro que sí, es palabra de Dios.
María Elena: Tú eres hombre que ha leído mucho sobre historia. ¿Qué opinas de la cultura judía?
Julio Cesar: pues lo que todos sabemos. Abraham escucho el llamado de Dios para que saliera de su tierra natal a Canaán a pregonar y dar fe de él. Para que solo se le venerara a él como único Dios.
María Elena: Eso es cierto. ¿Pero antes de Abraham, que pasaba con los hebreos? ¿También es verdad que esta hermosa cultura también practicaba el politeísmo?
Julio Cesar: Al parecer sí. Según los hallazgos arqueológicos y los escritos antiguos, todo indicaba que los hebreos, antes del llamado de Dios a Abraham, eran politeístas.
María Elena: Muy bien, entonces me puedes afirmar que eso significa que el Dios judío no fue una realidad sino hasta que se le hizo presente a Abraham.
Julio Cesar: ¿adónde quieres llegar? A la Biblia se le debe seguir tal cual como está escrito. Fue inspirado por Dios a un grupo de escritores para que difundieran su palabra.
María Elena: Si, pero me acabas de decir que solo hasta que Dios se le apareció a Abraham, nació en ese momento la religión judía monoteísta. Y aunque valoro la Biblia- lo repito mil veces, soy católica practicante- no se puede enceguecer creyendo todo al pie de la letra. La Biblia es un libro tan diverso y hermoso en su interpretación como en su temática. De allí se desprende diversos relatos literarios: mitología, poesía, profecía, historia y epístolas. Por lo tanto no se puede interpretar literalmente en su conjunto, porque caeríamos en fanatismos, dogmáticos ortodoxos que tanto daño le han hecho a la humanidad.
Julio cesar no ensaya que decir, reconoce que María Elena tiene algo de razón y aunque siempre ha sido un creyente ortodoxo, por primera vez su fe se ve tambaleada.
María Elena: Esto no significa que tengas que perder tu fe en Dios ni en la Biblia. Simplemente que debes entender que es un libro hermoso pero complejo y por lo tanto no se puede interpretar literalmente. De hecho, en las cátedras de teología hay una materia que se llama hermenéutica que es el arte de interpretar textos sagrados, y es debido a su complejidad. Hay que tener cierto estudio para leer libremente la Biblia. Y de esa manera se llega más puramente y sanamente a la verdad. Y de paso te vuelves más creyente (un creyente más analítico y crítico). Y no con esa fe de carbonero a la que la mayoría está acostumbrada. Las religiones no dicen nada de esto porque temen perder feligreses y en otros casos dinero (la religión en estos tiempos se ha vuelto un negocio). Y la religión católica ha sido una de los grandes artífices de esa mentira. Por eso, si la Iglesia Católica quiere actuar como lo enseño nuestro señor Jesucristo, debe haber un mea culpa y reconocer sus errores y comenzar a decir la verdad. Porque ellos en el fondo, guardan muchas verdades que nos han mantenido oculta por temor a una diáspora o cisma religioso. Y no les interesa perder el negocio. Pero también hay que reconocer que el aporte de la Iglesia Católica ha sido inmenso sobre todo en cultura. Y es la menos fanática de las religiones cristianas.
Otro nuevo silencio se posa en la mesa de estos tres amigos. Christian, no atina a decir algo, solo coge su vaso de cerveza para beber un poco. Julio Cesar observa con detenimiento su vaso de whiskey, que tiene en una mano, y la mira como si quisiera encontrar alguna respuesta. María Elena,- serena y tranquila- toma el ultimo sorbo de su coctel.
María Elena: Bueno muchachos, no sé ustedes pero yo ya me voy. Estoy cansada y ya considero que es justo.
Christian y Julio Cesar: Nosotros también nos vamos.
Los tres amigos pagan la cuenta y salen rumbo a la calle para ir camino a sus respectivas residencias, pero antes, María Elena termina la conversación con esta sentencia:
María Elena: Bueno, no sé si lo que hemos hablado hoy es sensato o simplemente es a causa de algún pequeño diablillo oculto que se nos metió entre nosotros. Por eso me atrevo a decir que lo que hablamos hoy puede ser un buen relato, o una bonita alegoría, o una buena leyenda épica o simplemente todo esto es un mito. Me parece más un mito. Por eso lo llamare el mito de la taberna.
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